Hoy quiero dedicarte esta entrada a ti, hoy exactamente que hace 6 meses que te di el último abrazo, que vi tus ojos empañados clavados en los mios, con la esperanza de volver a vernos. Una despedida doblemente difícil. Tú, ese mismo día, volvías a los campamentos, yo viajaba a Londres. Y en un solo día, los kilómetros entre nosotras se multiplicaron.
Y así empieza todo...
Llegaste a nosotros el 20 de junio de 2010. Yo ya había visto tu carita antes en una foto, pero nada comparable a cuando te tuve frente a mi. Entramos en aquel gimnasio de instituto. Quedaban ya pocos niños y te vi. Te pusiste de pie, y allí estabas, delante de mi, mirándonos con ojos atentos y una enorme sonrisa en tu cara. No pude resistir mis ganas de abrazarte y tú, como si me conocieras desde siempre, te agarraste fuerte a mi, rodeándome la cintura con tus brazitos. Momento para no olvidar jamás. Eras tan pequeñita...
Desde ese momento, no dejaste de sonreír y yo, feliz de verte tan contenta. Algo me dijo que eras especial.
No me equivoqué. Y hoy por hoy doy fe de que la frase que alguien me dijo una vez, es completamente cierta: "La gente de Hagunia es especial".
Y tú, mi princesa, lo eres.
Estoy completamente segura de que quien te conozca quedará enamorado de tu sonrisa y tu dulzura. Cosa que ha ido aumentando año tras año.
Cuatro veranos son los que has pasado con nosotros. Cuatro veranos en los que, estoy segura, he aprendido yo más de ti que tú de mi. Cuatro veranos en los que he pasado junto a ti momentos que jamás olvidaré, y que quedarán grabados en mi memoria.
Porque tu me has enseñado que hay cosas que se pueden tatuar sin tinta, en el corazón, derrochando cariño y dulzura por doquier, demostrándolo a cada instante con tus besos, tus abrazos, esos que tanto añoro y deseo volver a sentir.
Sé que siempre estarás conmigo, aunque la distancia nos separe, siempre llevaré conmigo tu nombre. Porque has dejado huella, una huella imborrable en mi, por tu manera de ser, por alegrarme con tu risa, tus bailes y tu canciones, por tanto cariño y amor que das.
Es tan fácil y tan bonito quererte... Porque no has sido la única, pero para mi eres ÚNICA.
Hoy, seis meses después de ese abrazo de despedida, te sigo echando de menos, y espero volver a verte muy pronto. Quizás, no tan pronto como quisiera, pero te prometo princesa que te daré el mayor de los besos dados, el más grande abrazo de la historia, porque nos veremos de nuevo.
Y te doy las gracias. Gracias por enseñarme a ver las cosas de otra manera, por esa complicidad tan nuestra, por todos los momentos de felicidad vividos.
Echo tanto de menos que me cojas la mano y la pongas debajo de tu cara para dormir, apretándola fuerte contra ti, como si ni en las noches quisiéramos separarnos. Echo de menos el que te despiertes y te metas en mi cama, conmigo; el que duermas abrazada a mi, sin importar el calor que haga. Te echo mucho de menos... Pero te prometo algo:
Nos veremos pronto, princesa. Te quiero.
Y así empieza todo...
Llegaste a nosotros el 20 de junio de 2010. Yo ya había visto tu carita antes en una foto, pero nada comparable a cuando te tuve frente a mi. Entramos en aquel gimnasio de instituto. Quedaban ya pocos niños y te vi. Te pusiste de pie, y allí estabas, delante de mi, mirándonos con ojos atentos y una enorme sonrisa en tu cara. No pude resistir mis ganas de abrazarte y tú, como si me conocieras desde siempre, te agarraste fuerte a mi, rodeándome la cintura con tus brazitos. Momento para no olvidar jamás. Eras tan pequeñita...
Desde ese momento, no dejaste de sonreír y yo, feliz de verte tan contenta. Algo me dijo que eras especial.
No me equivoqué. Y hoy por hoy doy fe de que la frase que alguien me dijo una vez, es completamente cierta: "La gente de Hagunia es especial".
Y tú, mi princesa, lo eres.
Estoy completamente segura de que quien te conozca quedará enamorado de tu sonrisa y tu dulzura. Cosa que ha ido aumentando año tras año.
Cuatro veranos son los que has pasado con nosotros. Cuatro veranos en los que, estoy segura, he aprendido yo más de ti que tú de mi. Cuatro veranos en los que he pasado junto a ti momentos que jamás olvidaré, y que quedarán grabados en mi memoria.
Porque tu me has enseñado que hay cosas que se pueden tatuar sin tinta, en el corazón, derrochando cariño y dulzura por doquier, demostrándolo a cada instante con tus besos, tus abrazos, esos que tanto añoro y deseo volver a sentir.
Sé que siempre estarás conmigo, aunque la distancia nos separe, siempre llevaré conmigo tu nombre. Porque has dejado huella, una huella imborrable en mi, por tu manera de ser, por alegrarme con tu risa, tus bailes y tu canciones, por tanto cariño y amor que das.
Es tan fácil y tan bonito quererte... Porque no has sido la única, pero para mi eres ÚNICA.
Hoy, seis meses después de ese abrazo de despedida, te sigo echando de menos, y espero volver a verte muy pronto. Quizás, no tan pronto como quisiera, pero te prometo princesa que te daré el mayor de los besos dados, el más grande abrazo de la historia, porque nos veremos de nuevo.
Y te doy las gracias. Gracias por enseñarme a ver las cosas de otra manera, por esa complicidad tan nuestra, por todos los momentos de felicidad vividos.
Echo tanto de menos que me cojas la mano y la pongas debajo de tu cara para dormir, apretándola fuerte contra ti, como si ni en las noches quisiéramos separarnos. Echo de menos el que te despiertes y te metas en mi cama, conmigo; el que duermas abrazada a mi, sin importar el calor que haga. Te echo mucho de menos... Pero te prometo algo:
Nos veremos pronto, princesa. Te quiero.
Wanni bik 7atta amira ua metwa7achtik!!
Manab6aw nejabru inchallah.
Manab6aw nejabru inchallah.