lunes, 26 de enero de 2015

Y me encontré con un mago...

Pues si, últimamente escribo poco pero esto de ir todo el día con la sonrisa de oreja a oreja me ocupa, por fortuna, demasiado tiempo.
Y sí, ahora tengo un buen motivo para ir caminando por la calle y reír, simplemente porque algún momento vivido contigo se me venga a la mente de repente...
Tal vez no te consideres mago, pero siembras mís días de ilusión, ilusiones de colores, sacando sueños de la chistera con esa varita mágica que es tu mirada, tu sonrisa, tu manera de hablarme,  de mirarme, de hacerme feliz...
Por eso, una y mil veces, bendigo aquel día en el que la casualidad hizo que nos encontrásemos... Aunque yo prefiero pensar que no fue casualidad, sino que tú y yo debíamos encontrarnos.
Y hoy por hoy, no cambio ni un día contigo por nada, ni pasado ni futuro.
Gracias por tus sonrisas, por tus palabras, por tu sinceridad y por hacerme saber a cada minuto que estás ahí. Por hacer que como por arte de magia, mis lágrimas desaparecieran dando paso a al brillo de mis ojos, brillo que ya estaba perdido, y como en un truco de magia devolverme una ilusión ya casi perdida.
Pero tengo que decirte algo, y es que desde que llegaste a mi vida no tengo tiempo para pensar ni escribir, porque desde que tú estás ocupo todo mi tiempo en ser feliz. Y a partir de este momento te declaro culpable... Culpable de tenerme siempre en las nubes con los pies en la tierra, culpable y responsable de todos mis "te quiero" y cumplirás la condena de aguantar mis besos, mis abrazos y de mis ganas y esfuerzos por hacerte inmensamente feliz.
Y perdonad si no escribo tan a menudo como antes, pero me encontré con mi particular mago, y estoy ocupando mi tiempo en ser feliz. 





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