domingo, 30 de marzo de 2014

Y de nuevo...

Y de repente, mientras caminaba para coger el autobús que me lleva a Kingston, noto que algo pertuba mi estado de ánimo, una pequeña nube de melancolía empaña mi estado de euforia o felicidad. Y me paro en seco. Tu recuerdo ha vuelto. De repente y sin avisar, sin ni siquiera preguntarse si realmente quiero esté presente. Bueno, aunque eso es algo que ni siquiera yo sé...
Y apareces de la nada. Tal vez sea porque no sé nada de ti. Tal vez sea porque, a pesar de querer negarlo, te echo de menos.
Y entonces me doy cuenta que el tiempo es muy relativo. Que para lo que algunos sea solo un mes, unas semanas, para mi es una eternidad. Y los días pesan...
Y sigo caminando sola, pero  vienes conmigo. Y no me queda más remedio que resignarme a saber que sigues aquí. Que de nuevo, tú. Que vienes y te vas de mi cabeza... ¿De nuevo? No. Nunca te has ido.

sábado, 29 de marzo de 2014

Latidos

Esta mañana me despertó un sonido que hacía tiempo oía. Me quedé en silencio unos minutos y pude oírlo perfectamente. Mi corazón latía de una manera extraña, como hacia tiempo que no latía. Un latir nervioso, vivaracho, ya conocido por mi anteriormente... A veces pienso que el corazón se comunica con los latidos, es su manera de expresar que siente, que quiere. Me resultó extraño su latir. ¿Tendría algo que ver con el sueño de la noche? Quizás me avisaba de algo, puede ser. Lo noté contento, enérgico, como si quisiera decirme algo, como si me empujará a ir hacia adelante... Y en ese momento pensé que lo ideal es guiarse por el corazón, pero el mio nunca acierta eligiendo a la persona por quien late. Me senté en la cama, respiré hondo. Pensé y seguidamente un supiro me hizo volver a la realidad... "¿Qué quieres ahora?" le pregunté. Sentí que quería salirse de mi pecho. Un rotundo "no", me vino a la mente, pero el no hizo caso...
Y comenzó una batalla entre mi corazón y mi cabeza. No, otra vez no. Me niego. No puede ser. Y quise darle de lado, pero latía con fuerza. Ahora si, corazón. Estás equivocado...

viernes, 28 de marzo de 2014

De espaldas al mundo...

Hoy siento que estoy de espaldas al mundo. No me queda claro, si es el mundo el que no me entiende o soy yo la que no entiendo al mundo... Quizás sea yo la rara, quizás sea mi inseguridad la que me hace sentir así, la incertidumbre de saber si hago lo correcto o no, si pienso lo que quiero, o quiero lo que pienso... Hoy hasta mis ideas se confunden, hoy pararía el mundo y me bajaría de el, mis ilusiones navegan sin timón y yo me siento un simple náufrago sin una tabla de salvación a la que aferrarse para mantenerse a flote entre tanto oleaje.
Hoy el mundo camina hacia un lado, y yo camino hacia otro. Y va muy deprisa.
Siento que me falta algo... La soledad va de la mano conmigo entre la multitud.
Quiero ser yo pero, esta maraña de sentimientos me lo impide. Y únicamente tu nombre resuena en mi cabeza...
El mundo sigue su curso y yo, yo hoy estoy aquí, parada de espaldas al mundo.

jueves, 27 de marzo de 2014

Se puede pedir perdón...

¿Cómo sabes si podías haber hecho más? Hay algo que aún me sigue rondando por la mente. Esa maldita sensación de no haber hecho hasta lo imposible para conseguir que te quedases a mi lado.
Contradicción. Unas veces pienso que no pude hacer más, que me sobraban ganas pero me faltaron las fuerzas, que lo dí todo, demasiado quizás; otras veces, sin embargo, pienso que debería pedirte perdón...
Perdón por no luchar lo suficiente para que quisieras quedarte a mi vera, por abandonar la batalla, por tirar la toalla...
Perdón por no llegar a donde tu esperabas que llegase, por no ser quien tu querías que fuese ni como querías que fuese...
Perdón por todos esos momentos no tan buenos, esos que poco a poco iban haciendo mella en ti. Perdón por tu cansancio, por tus agobios, por las noches en vela...
Perdón si llegaste a pensar que no te quise lo suficiente, perdón por no demostrártelo.
Perdón por ser frágil, por no dar de mi lo que tú esperabas, por rendirme, por ver que te alejabas y no saber qué hacer para que te fueras, por quedarme mirando como te escapabas de entre mis desdos, como si fueses agua...
Perdón por no saber conquistarte día a día, por permitir que todo nuestros sueños se deterioran hasta llegar a evaporarse...
Perdón por ser así, como soy, testaruda, a veces orgullosa. Perdón por mía defectos, que no son pocos.
Pero sobre todo... Perdón por haberte querido y tal vez, también por seguir haciéndolo.

miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Y ahora qué?

"¿Qué es la felicidad?", me preguntaba a menudo...
Con el tiempo descubrí que la felicidad se compone de cosas pequeñas y simples. Llegué a sentir la felicidad cuando nuestras manos se rozaban, cuando nuestros ojos se miraban, cuando nuestros labios se atraían cual polos opuestos de dos imanes, cuando me sonreías, cuando tu piel y la mía se fundían siendo una sola... Eso era felicidad. Mi felicidad. Una palabra tuya, el sonido de tu voz.
Y ahora, después de ti, cuando ya tus ojos no buscan los míos, cuando tu risa resuena en mi mente como un recuerdo cascado, cuando mis labios, muertos de sed, no encuentran la fuente de tus labios para calmarlos, ahora... Ahora que mi piel se hiela del frio que provoca no sentir tu abrazo. Ahora que tus ojos se reflejan en otros, olvidando que un día los míos fueron tu espejo... Ahora... ¿Ahora qué? Ahora tengo miedo de no encontrar otras caricias que me hagan vibrar, de no encontrar otra mirada como la tuya, profunda, tengo miedo de no encontrar a nadie que me haga suspirar con sólo el leve roce de su piel con la mía, como tu lo hacías, tengo miedo de no volver a sentir esa ilusión y esas ganas de atraparme en otro abrazo. Esas ganas no están. No si no es el tuyo... Tengo miedo de sentir que debo seguir esperándote eternamente...

lunes, 24 de marzo de 2014

Mar de dudas

Y la verdad, estoy en ese punto en que no sé si darle gracias a la vida por haberme dado la oportunidad de querer como quise o culparla por tantos momentos de lágrimas y desasoiego... A veces pienso que no merezco esto, que ninguno de los merecíamos que la vida nos tratase de esa manera. Tú sin embargo seguiste, yo, me quede anclada en un pasado que duele. Que aún escuece. Quema.
Otras, sin embargo, pienso que la vida quiso devolverme el daño que pude haber causado a quien menos lo merecía. Si, buscó la manera de pagarme con la misma moneda... Que todas mis lágrimas eran las consecuencias de un sufrimiento ajeno que yo provoqué.
Quizás me enamoré de la persona equivocada y volqué mis sentimientos sin pararme a pensar, ni tan siquiera preguntarme, si de verdad te importaba todo aquello que yo sentía. Te quise cómo nunca lo había hecho antes, probablemente, como nunca más pueda hacerlo, ya sea por desconfianza o porque nadie llegará a llenar completamente todo tu espacio.
Y aquí estoy, deseando tu felicidad plena, aunque yo esté a años luz de ser la causa. No puedo desearte otra cosa... Mientras, yo seguiré pagando mi deuda, por haber despreciado a quien de verdad me quiso. Querer y no encontrar lo que esperas de vuelta.
Viviré con la duda de si te cansaste de mi o de la situación, de si me veras me quisiste o fui un entretenimiento, así como siempre tendré la duda de si en algún momento de estos días has pensando en mi un solo minuto o si, simplemente, alguna vez me has echado de menos. Dudas de las que jamás obtendré respuesta. Y quizás escriba aquí lo que jamás me atreveré a preguntarte.
¿Cuánto más tengo que pagar? ¿Cuánto tiempo más me toca vivir de esta manera, en la que mi razón y mi corazón parecen estar separados por miles de kilómetros de distancia?
Prometí no escribir más sobre ti, pero últimamente tengo un defecto muy grande añadido a los que ya tengo, y es que te pienso demasiado.
Y acabo este día sumergida en mi mar de dudas. Buscando y no encontrando. Esperando y desesperando...

domingo, 23 de marzo de 2014

La lluvia

Veo la lluvia caer a través de la ventana, las nubes grises y la melancolía se apodera completamente de mi. Un extraño sentimiento de tristeza me invade en los días de lluvia. Será por eso que hoy vuelves a mi mente con más fuerza si cabe... Y es que la lluvia me invita a recordar y siempre acabo añorando momentos vividos. En ellos, apareces tú. No sabría explicar el porqué, pero hoy, sobre todo, estas muy presente aquí. Maldita lluvia, es como si ella te trajera de vuelta, no sé. Y miro el cristal y veo caer las gotas y, a ser sincera, intento que no caiga alguna lágrima.
Me gustaría ser la lluvia que moja tus paseos, y así acompañarte en silencio, pero a tu lado y luego, sin importar nada, hacer que apareciera el arco iris para ti, solo para ti. Y al salir el sol,  yo desaparecía, dejando esa estela de colores ante tus ojos.
Sigue lloviendo y no sé que hacer para apartarte un segundo de mi mente, y sueño despierta. Imagino. Más bien deliro.
A veces, se me olvida que las nubes grises también forman parte de este paisaje, triste, sin ti. Pero contigo.
Estos días lluviosos me hacen recordar y trato de culpar a la lluvia de volver a recordarte así, con tanta fuerza, como hoy.
Culpemos a la lluvia o la vida. Tal vez la culpable sea yo y es que no pongo el suficiente empeño en olvidarte. No me puedo engañar.
Lo siento, pero hoy te echo de menos...

viernes, 21 de marzo de 2014

Noche en vela

Y el insomnio,  de nuevo, se instaló en mi cama. Llegó como siempre lleno de preguntas, dudas y suspiros... Y yo, dando vueltas de un lado a otro de la cama, que a veces, me parece enorme.
No se cuando miré por última vez el reloj, no sé a que hora cerré los ojos para abandonarme al sueño, pero ya estaba bien entrada la madrugada. Y tal vez lo peor, mi insomnio no venia sólo, mi insomnio venía con alguien con nombre y apellidos. No, otra vez no... ¿Por qué de nuevo? ¿Por qué es en las frías madrugadas cuando tu recuerdo me acompaña? Esto ya quedó atrás, pero mi subconsciente se empeña en traerte de vuelta.
Horas eternas pensando, preguntándome miles de "¿Por qué?" a los cuales sigo si hallarle la respuesta. Intento apartarme de todo ese quebradero de cabeza, me doy media vuelta, cierro los ojos y ahí estás. La sombra de tu recuerdo planea por mi habitación y el eco de tu risa resuena en el silencio de la noche. No, ya no más. Tú no deberías estar aquí. Y sinceramente no son horas para que campes alegremente por mi pensamiento.
No quiero ni debo pensarte. Ya no sé si estás noches en vela me gustan o debería odiarlas. No consigo conciliar el sueño y tú tienes pocas ganas de marcharte.
Por fin cerré los ojos, y de nuevo apareciste en mi sueño. No, ya no más. La tristeza de soñarte y saber que no soy soñada, que no habito tus sueños y que ni siquiera me asomo a ellos, aparece en forma de nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Me prometí no volver atrás y tú, en cada noche en vela me lo pones más dificil...

jueves, 20 de marzo de 2014

Aprendí.

Y pasó que me aferré con tanta fuerza a ello que no veía el daño que me hacía, aun sabiendo a ciencia cierta que aquello no me llevaría a ningún lado... Pero así soy yo, testaruda y no oigo consejos. Y me daba contra el muro, una y otra vez, pero no había manera de hacerme ver que nada conseguiría, que la carreta con una sola rueda no avanza. Y en este caso esa rueda era yo.
Y caía, y volvía a levantarme aunque las fuerzas me fallaran. No veía que era doloroso, incluso dañino para mi... O mejor dicho, no quería verlo.
Y luchaba por salir a flote, por no abandonar mi propósito de lo que yo creía me haría feliz. Y me puse de la parte contraria al mundo, pero no me importaba... A pesar de dar sin miramiento, sin reproches y de recibir poco o nada a cambio, yo seguía luchando por defender algo que, hoy miro atrás, y veo que ni siquiera existía. Y es que cuando le importas a alguien se nota, pero cuando no, se nota aún más. Pero estaba ciega, no quería ver lo que tan claro estaba e intentaba autoconvecerme de que las cosas mejorarían, que mi lucha y mi esfuerzo tendrían resultados... ¿Cuáles fueron esos resultados? Me encontré sola en medio de un mar. Náufraga. Sin una tabla a la que agarrarme. Y comencé a nadar... Y llegué a la orilla. Cansada. Vencida. Perdida...
Y comencé a caminar y fue entonces cuando me juré no dar ni un paso en falso. Que en la vida hay caminos de rosas, pero hay muchas espinas. Que si algo te lo pintan muy bonito, es porque hay gato encerrado. Y es que yo no leí la letra pequeña... Y quizás eso me haya vuelto muy desconfiada, pero en la vida nadie te regala nada, que hay que saber muy bien por donde se pisa y mantener el equilibrio para no pisar las espinas, que quien quiere a alguien a su lado, lucha con uñas y dientes por mantenerla a su vera, y sobre todo, que nadie da la cara por nadie, esa lección ya la aprendí...


miércoles, 19 de marzo de 2014

Volar...

¿Qué sienten esas aves mientras surcan el cielo? ¿Como sería esa sensación de libertad plena? Hoy imaginé como sería volar...
Volar es tener todo el cielo para ti, sin límite sin nada que pueda pararte... Volar alto. Volar lejos. Muy lejos. Sentir que nada te oprime, y notar el airecito suave dándote de frente en la cara... Dejarte llevar por el viento, no importa el lugar. Volar. Volar de aqui para allá, de norte a sur, cruzando  mares y océanos.
Cerrar los ojos, abandonarte a la brisa y que ella te lleve donde tú quieras estar.
Tocar el cielo, sentir el calor del sol, atravesar un mar de nubes...
Y sí, volar se puede. Basta con cerrar los ojos y ponerle alas a tu imaginación. Y vuela, vuela al lado de esas personas que te necesitan, vuela al lado de esa persona a la que darías lo que fuese por verla tan sólo un instante... A sitios desconocidos, a lugares lejanos.
Hoy quisiera volar. Volar muy lejos de aquí, muy lejos de este mundo mío. Respirar profundo y alzar el vuelo, llegar a ti y quedarme por siempre a tu lado. No me importarían los kilómetros que tuviese que recorrer, y tal vez, como un ave de alas cansadas posarme en tu corazón para descansar. Sin miedos, sin jaulas.
Volar, sí, volar...

martes, 18 de marzo de 2014

Un paseo por el arco iris

¡Me encantan! Me encantan estos días en los que te levantas y nada mas poner el pie fuera de la cama presientes que será un buen día. Nada especial, pero demasiado ajetreo. Me gustan, sobre todo, porque no tengo tiempo para pensar en nada, ni en nadie. No tengo tiempo para regalar. Ya me robaron bastante.
Al despertar, sentí una extraña sensación de bienestar. Había soñado, si, pero no recuerdo ni el que ni el quien había en mi sueño. Tuvo que ser bonito, pues me desperté feliz. Y ahora, sentada en mi ventana y viendo pasar los coches, intento recordar qué fue ese sueño, pues me desperté sonriendo... No sé, quizás sea que se va a cumplir y hasta que eso no suceda mo sabré que fue.
Hoy me he sentido libre, sin las cadenas que me atan a determinados recuerdos. He respirado hondo y he sonreído. Nada ni nadie ha logrado empañar esa felicidad que brillaba en mis ojos hoy. Sensación de estar haciendo lo correcto. Solo echando de menos a quien me extraña, y deseando abrazar únicamente a quien me necesita en sus brazos. Porque la vida hoy, después de tantas nubes grises, me ha mostrado un rayito de sol y me ha susurrado al oído que debo mirarla de frente y sonriendo, que nunca me gire a mirar el pasado y, por fin me ha mostrado, que después de la lluvia hay algo más bello, dando un toque de color a tantos días de oscuridad... Hoy he paseado sobre un arco iris.

lunes, 17 de marzo de 2014

Hay días...

Hoy es un día de esos en los que la necesidad de oír ciertas cosas se hace inminente. Una simple frase...
Hoy es un día de esos en los que te preguntas si hay alguien en algún planeta del sistema solar que te eche de menos, aunque solo haya sido una décima de segundo.
Me siento ajena todo. En un mundo que se me ha quedado grande.
Yo creo que a todos nos pasa y que alguna vez sentimos la necesidad de sentirnos queridos, de que nos hagan saber que somos "algo" en la vida de alguien, que ocupamos un minúsculo lugar en el pensamiento de alguno de los millones de seres humanos que habitan la tierra... ¿Cómo sé llama esto? Aahh si, creo que se llama soledad.
A veces basta con una sola palabra, un simple gesto, una leve sonrisa de complicidad para saber que hay alguien ahí que te tiene presente en su pensamiento. Sí, hay días en los que necesitamos ese achuchón que nos diga "estoy contigo", o esa simple frase de "te echo de menos". Momentos en los que todo a tu alrededor te sobra y solo quieres el calor de las personas que te hacen sentir especial, única.
Y yo, hoy, necesito que alguien me haga saber, que a pesar de estar bajo el cielo cubierto de nubes grises, no tengo porqué tener frío... Hoy necesito que alguien me de cuerda.

domingo, 16 de marzo de 2014

Un sentimiento llamado "no sé"

A veces, el corazón late tan deprisa que parece que quisiera salirse del pecho. Y no sabes exactamente porqué. Es una mezcla de sentimientos rara, una amalgama de sensaciones que a veces descoloca. Felicidad. Tristeza. Alegría. Nostalgia...
Te paras a pensar y te vuelven las dudas de si verdaderamente has hecho lo correcto a lo largo de tu vida. Si has actuado más por razón que por corazón o si por el contrario te has dejado guiar más por ese músculo que  ahora mismo está latiendo a ritmo frenético. Desde el minuto uno todo podría haber sido distinto. Probablemente quise a quien no debí y no supe valorar lo suficiente a quien tenía delante, dándolo todo por mi. Y es cierto, la vida te lo devuelve todo...
No hablo de arrepentimiento, para nada, ya que las decisiones tomadas son las que sentía que tenia que tomar en determinados momentos. Y esas decisiones sean quizás las que me han traído aquí, las que han hecho que en este momento no tenga claro nada de lo que siento y lo que no, las que han hecho que mi corazón en este momento esté como loco latiendo a toda velocidad. Latidos en tierra de nadie. Latidos acelerados sin ninguna explicación. Latidos sin nombre.
Suspiro. ¿Qué me pasa? Estaba tan segura... Y de repente todo se mezcla. Y yo, no encuentro la manera de definir qué siento exactamente.

sábado, 15 de marzo de 2014

Cuesta arriba

A veces tomamos decisiones a la ligera, porque verdaderamente no nos importan las consecuencias, pero otras veces, tomamos decisiones que nos cuestan, que quizás nos duelan, pero que a pesar de todo ese dolor que nos cause dar un paso al frente, sabemos que será lo mejor para nosotros. Que cerramos ventanas para abrir puertas. Que cerramos capítulos, para empezar libros nuevos. En blanco.
Una decisión que a pesar de mojar el papel con lágrimas,  nos regala lienzos blancos para poder llenarlos de colores, de vida...
No es fácil,  lo sé. Todo se hace cuesta arriba y a veces podemos sentir que nuestra decisión nos pesa, que no llegaremos a la cima. Que toda nuestra valentía y determinación se nos queda en el camino. Y pensamos en volver. Miramos con recelo el camino recorrido, nos parece muy poco con respecto a los que nos queda aún. Nos viene a la mente la idea de abandonar. Pero no podemos olvidar que hay decisiones que sin duda merecen la pena ser tomadas. Después de lágrimas, llantos y noches en vela, estoy segura, encontraremos la manera de llegar a la cima de la montaña, anque nos asalten los recuerdos por el camino. Nadie dijo que la vida fuese fácil...



viernes, 14 de marzo de 2014

A ellas...

Hay abrazos que no se dan pero se sienten. Fuerte. De esos abrazos que gustan...
Hay palabras que llegan en el momento adecuado, en el momento más necesario y te hacen ver que no estás sola, que verdaderamente puedes contar con determinadas personas...
Y hay personas que siempre están al pie del cañón, que te ayudan a levantarte si te caes, que ríen contigo si tu ries, y lloran contigo si lloras, que en ocasiones, incluso, no permiten que esas lágrimas salgan de tus ojos... Y esas personas son verdaderas amigas. En las verdes y en las maduras. Amigas a las que veré muy pronto, a las que aún no conozco, pero se han ganado el título con creces.
Amigas de las que si algo no les gusta lo dicen, sin tapujos, sin falsas palmaditas en las espalda. Esas son mis amigas. Las que van de frente, las que van sin miedo, las que pisan fuerte dejando huella. Algunas madres, otras abuelas, otras de mi edad... ¿Y qué importa eso? ¿Es que acaso el corazón entiende de edad? ¿Es que la amistad tiene baremos estipulados?
Mis amigas... Las de aquí, las que la vida, el destino o lo que sea, ha puesto en mi camino. Las de allí, las que sé que me esperan con un abrazo sincero. Las de otros lugares, a las que no les importa la distancia. A ellas, por ser valientes, por caminar conmigo, por aceptarme en sus vidas tal y como soy.
Porque me siento muy orgullosa de tenerlas en la mía.
A ellas, a vosotras que sabéis de sobra quiénes sois. Gracias...

jueves, 13 de marzo de 2014

Punto y final

Estoy decidida. No quiero recorrer de nuevo el camino por el que he llegado aquí. Y sinceramente creo que ya es hora de poner punto y final. Me cansé de ser un simple entretenimiento, un "algo" al que recurrir cuando no hay nada mejor que hacer. Ya no más.
Y sé que va a doler. Seguro.
Pero en la vida hay que saber poner puntos. Y yo ya me cansé de los puntos suspensivos que nunca acaban las frases, que dejan palabras en el aire.
Es triste sentir como las lágrimas, al escribir esto empañan mis ojos, pero siento que he traspasado con creces mi límite. Cierro los ojos. Respiro hondo. Suspiro y siento que no soy nada. Me envuelven los recuerdos, quizás algún día estos recuerdos sólo sean huellas en la orilla del mar, que una ola las borra. No quiero perderte, pero me doy por vencida.
Y estaré ahí siempre, para ti. Pero ya es tiempo de aprender a separar sentimientos y amistad. Y podré. Lo juro. Fuiste, eres y, probablemente, serás.
Serás por siempre esa persona que ha dejado huellas imborrables porque ha pisado fuerte, porque ha sabido pisar, pero ha llegado la hora de este punto y final. Tú, tu vida. Yo, quizás, ni la mía.
Pero dice un dicho muy ciertamente que cuando se quiere de verdad, sólo se desea la felicidad del otro, aunque no seamos nosotros la causa de esa felicidad. Lo afirmo. Así es. No me ha importado ser un mueble viejo que sólo se utiliza para rellenar espacios vacíos. O una muñeca de esas que sabes que está ahí, siempre, y que se siente "especial" cuando un día, por simple capricho la cogen para jugar, porque sabe que ese rato de juego provoca la felicidad y la sonrisa de su dueña. ¿Dónde ha quedado mi persona? ¿Dónde estoy? No me reconozco. ¿Qué soy?
Pero hoy, ya me cansé de estar en el banquillo, de ser la reserva, de ser un simple pasatiempo y voy a intentar, por todos los medios abrir los ojos a la realidad. A la verdadera realidad y no a la que yo me he creado.
El saber que te quiero te hace jugar con ventaja, pero yo ya no puedo seguir con los puntos suspensivos. Mientras tu vives una eterna primavera, yo ando buscando un rayito de sol entre las nubes. Mientras tu vas regalando sonrisas y versos, yo muero por una palabra tuya. Se acabó. Y dolerá. Porque dueles. Mucho. Y echaré de menos muchas cosas. Pero hoy solo me queda poner punto y final.


miércoles, 12 de marzo de 2014

La maleta.

Y un buen día decidí poner tierra de por medio. Necesitaba dejar atrás tantas cosas... Una de ellas, a ti. Necesitaba alejarme de todo aquello que me recordaba constantemente que una vez fuimos un "nosotros" y no un "tú y yo". Necesitaba olvidarte a toda costa. Llené la maleta de ilusión y ganas, de fuerza y entusiasmo y emprendí el viaje. Pensaba que así desaparecerias. Con lo que no contaba, es que en la maleta se habían colado muchos recuerdos, que vinieron conmigo y que me acompañan día a día.
Descubrí que la distancia no hace el olvido y que el tiempo, no siempre cura. Que para olvidar hay que querer hacerlo, y nada tienen que ver ni los kilometros, ni la diferencia horaria...
Me hice valiente, me creí capaz. A veces estoy convencida que lo he conseguido, pero cada vez que pienso que tengo que olvidarte,  inevitablemente, y por ende, vuelves a aparecer...
Una maleta que no fue cerrada a tiempo, en la que se colaron recuerdos, que cada noche me acompañan. Y es que sigues aquí, en mi mente, desordenando mi vida y rompiendo mis esquemas.

  

martes, 11 de marzo de 2014

Dejarte ir

Sentada en mi ventana miro el cielo cubierto de nubes grises. Hoy hace un poco de viento, y observo como éste se lleva las hojas de los árboles que están en el suelo. Las hojas que los árboles "dejaron ir". Cierro los ojos. Respiro profundamente. Y en ese instante en que mis ojos están cerrados, te veo.
Quizás debería dejarte ir. Quizás debería desprenderme de ti, cual hoja seca de la rama. Y así el viento te llevaría lejos de mi pensamiento... De repente, me sorprende una pregunta... ¿Y si nunca te tuve realmente? Dicen, que no se puede perder lo que nunca se tuvo, y es cierto. Quizás no te perdí porque nunca fuiste mío. Quizás solamente te tuve en un mundo repleto de espejismos creado por mi. Entonces, si nunca fuiste mio, ¿por qué yo a día de hoy me siento tuya? Tal vez porque yo sí me entregué, sin remordimientos, sin reparos. Sin pensarlo. Sin pensar.
Y sacudo la rama de mis sentimientos. No te marchas. Resistes temporales, lluvia, viento, granizo... Y la verdad es que, por más que lo intento, no consigo dejarte ir.


lunes, 10 de marzo de 2014

Pequeñez

A veces, llegas a ese punto en el que te sientes pequeña, insignificante... Y te das cuenta que no sirve de nada poner sobre algo o alguien todo tu esfuerzo, toda tu ilusión y todo tu empeño. Y te sientes perdida. Tus ilusiones se viene abajo. Lo que creías logrado se te derrumba, y entonces te planteas si de verdad vale la pena luchar, cuando la solución está en manos de otros. Y te vuelves pequeñita y piensas: "Yo lo hice todo, luché por conseguir algo que no dependía sólo de mi". Una enorme sensación de fracaso te invade. Pierdes la ilusión. Te sientes inútil, inservible. Y a pesar de pensar que lo has dado todo por ese algo o ese alguien, no puedes evitar pensar que podías haber hecho más. Todo se desvanece. Se esfuma. Y caes. ¿Por qué? ¿Es que acaso el universo conspira para que nada me salga bien? Sientes que vas saltando de error en error. Que a pesar de todos los obstáculos que la vida te pone para alcanzar tus metas, los has saltado, los has evitado. Con esfuerzo. ¿Y para qué?  Nunca veo la meta. Y peleo, y lucho... Y me detengo. Recapacito. ¿Vale todo esto la pena? Y te vuelves aun más pequeña. Casi invisible. Grito, pero nadie me oye. Salto, pero nadie me ve. Lloro, y nadie seca mis lágrimas. Y piensas en abandonar, en no volver a crearte ilusiones con nada ni nadie, en esperar que las cosas sucedan cuando y como tengan que suceder. Simplemente convertirte en un espectador más. Sin crear falsas expectativas. Sin esperar nada de nadie. Al fin y al cabo, después de sortear mil baches en el camino, la puerta se te cierra en las narices.

domingo, 9 de marzo de 2014

En el andén

Y ahí me quedé, en el andén de la estación viendo como mi tren se alejaba. Y me senté a esperar el siguiente. No me importaba que se dirigiese a otro destino... Y llegaba un tren, y otro... Paraban y me abrían sus puertas para que subiese. Pero algo me decía que siguiese esperando. Sabía a fondo que mi tren ya estaba muy lejos, pero aún seguía viendo su humo denso.
Decidí sentarme y seguir esperando, rechazando cualquier tren que me llevara a cualquier otra parte, a otro destino. Me daba igual la lluvia, la nieve o el frío. El viento cortó mis labios más de una vez, llegaron a sangrar. Sus grietas fueron profundas, pero nada de eso importaba. Ni las mayores adversidades hicieron que abandonase el andén. Y allí seguía. Otoño, invierno, primaver, verano... Un otoño más, seguido de un frio invierno...
Ya no veía su humo, ya no escuchaba su sonido, ya no quedaba ni rastro de ese tren, pero cada nube era un espejismo que me hacía volver a ver el humo. Y le daba forma, hasta creer que era cierto, que aún no se había alejado demasiado. Por momentos, incluso oía como se acercaba de nuevo. Ilusiones vanas. Esperanza inútil.
Y se acerca la primavera, los días serán más largos... Tal vez pasen otros trenes y yo, seguiré sentada en el andén con la única esperanza de que ese tren vuelva a pasar.
Ya no lo oigo. Ya se ha marchado. Pero yo, sigo viendo su humo, abstracto, tan abstracto que ni siquiera existe, oigo el sonido de sus ruedas sobre los raíles... Desdibujo la realidad.
Trato de convencerme. Mi tren pasó una vez... 
Y tal vez un día pase un tren al cual esté decidida a subirme. Y quizás lo haga. Pero cada tarde, cuando el sol vaya cayendo, iré a pasear por ese andén con la esperanza de ver ese tren pasar. Aunque ya sea demasiado tarde para subir, su sonido y un leve humo abstracto,casi inapreciable, siempre me acompañarán. Tal vez pasará, pero no se detendrá. Y una vez más, perderé la mirada en el infinito viendo como se aleja...

sábado, 8 de marzo de 2014

Serás, lo sé.

Y nadie sabe como me late el corazón cada vez que te pienso, como suspiro cada vez que te imagino y sueño con poder estar cerca de ti. Envolverme en tu aroma es más que un deseo, disfrutar de ti cada segundo es mi mayor sueño. Porque me has enamorado, porque a pesar de que nos separen miles de kilómetros, te siento cerca, muy dentro de mi... No hay un día que no estés en mi mente. Y es que te has metido en mi corazón y no puedo sacarte. No se si será amor, tal vez una obsesión, pero te juro que jamás podré sacarte de mi vida. Porque lo considero imposible. Porque me niego a hacerlo. Y sé, que el sueño de estar junto a ti, se hará realidad, porque lucharé para que sea mucho más que un sueño, porque algún día me envolveré contigo en una noche estrellada, donde la luna nos mostrará su luz más espléndida y el amanecer nos bañará con tímidos rayos de sol. Donde nuestras manos vestirán nuestros cuerpos, y nuestros labios nos alimentarán. Se hará realidad, lo sé... Serás.


viernes, 7 de marzo de 2014

Cruce de caminos

Aqui estoy, parada en un cruce de caminos. La indecisión no me deja avanzar.
Mi corazón me indica un camino. Difícil, lleno de baches, curvas y piedras, las zarzas y los espinos no me dejan apenas ver el camino. Quizás no me importen ni las espinas, ni las heridas que me puedan causar...
El otro camino, el que me indica mi razón, esta despejado, camino recto. Un camino que sé que me llevará a donde realmente debería llegar, un camino sin obstáculos, despejado...
Pero me niego a escoger el camino fácil, pues miro hacia atrás y se aleja de ti.
Y me pongo una venda en los ojos, prefiero no mirar y escojo el camino difícil. Camino entre las zarzas. Los espinos me hacen sangrar. No me detengo, y a pesar del dolor, no quiero regresar al principio.
He escogido este camino, y aunque duela, no quiero abandonarlo, porque sé que a pesar de todo obtendré una recompensa. Mínima tal vez, pero es lo que quiero.
Puede que algún día llegue a arrepentirme de mi decisión, de haberme puesto esa venda que no me deja ver y adentrarme entre la maleza. Pero hay una cosa que no cambio por un camino amplio y despejado. Y es una simple mirada tuya, tal vez también tu sonrisa...

jueves, 6 de marzo de 2014

Libro en blanco

Si fueras un libro, te leería a todas horas y en cualquier parte: en un banco del parque, en el sofá, en la cocina, en la cama... Me impregnaría del olor de tus páginas, una y otra vez, me aprendería cada letra escrita de memoria.
Haría de tu historia, mi historia, me adentraría en tu mundo, desvelando tus misterios.
Y cada noche, antes de dormir te leería hasta que el sueño me rindiese, abriendo la puerta de mis sueños, en donde tú, siempre estás presente.
Y si, por el contrario, fueses un libro en blanco, sería sobre tus páginas donde escribiría mi historia, con tinta imborrable, con letra legible. ¿Un cuento, quizás?  Tu el papel. Yo la tinta que llena de vida tus paginas. La pluma, mis manos. No hay borradores. Sólo una historia. Mi historia.
¿Nuestra historia?
Puedes estar seguro que jamás escribiría sobre ti la palabra FIN.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Sombras

¿Recuerdas cuando tu mirada y la mía se encontraban? Era como perderse en el infinito...
¿Recuerdas cuando nuestras manos se tocaban? Era como si dos mundos diferentes de uniesen...
¿Recuerdas cuando nuestros labios se juntaban? A veces sonreías y para mi no existía mejor sabor que el de tu sonrisa en mi boca...
¿Recuerdas nuestro primer beso? Yo esperaba y tú no te decidías. Y sucedió. Cerré los ojos y me abandoné a tu boca...
¿Recuerdas nuestros abrazos? Me sentía presa entre tus brazos, envuelta en tu aroma y rechazaba la libertad. Viviría eternamente en esa dulce condena...
Hoy me dió por recordar. A veces desearía no tener tan buena memoria... ¿Qué queda ahora de todos esos momentos? Recuerdos. Sombras. Sombras que se van alargando con el paso del tiempo hasta llegar a desaparecer, dejando un leve rastro entre los dos.
Hoy mi mano busca tu mano, mi boca busca tus labios, mi piel extraña tu piel... Mi sombra busca la tuya... Y camina sola. Y tiene que conformarse con ser sólo eso. Una sombra. La sombra de todo aquello que fuimos.

martes, 4 de marzo de 2014

Y de repente sucede...

Y de repente sucede. Pasa que recibes algo, de alguien, que no sabes ni porqué, ni como, pero te hace pensar y a la vez sonreír. Que te saca de tu rutina común de pensamientos que no llegan a ningún lado. Algo que poco o nada cambiará las cosas, pero que te hace retroceder a un pasado mejor. Algo que te hace pensar en lo que podría haber sido y no fue. La sinceridad convertida en palabra, con un sabor a dulzura añeja, pero latente aun.
Y es cuando rebobino la película de mi vida e intento detenerme en ciertos momentos para revivirlos en mi memoria. Momentos que no se olvidan. Inocencia. Verdad. Y una sonrisa florece en mi de manera instantánea... ¿Serás tú?
Cosas que jamás se olvidan cuando se viven con la intensidad y la ilusión de tiempos mejores, de tiempos pasados. Casi me sé tus palabras de memoria...
Un soplo de aire fresco en el desierto, un rayo de sol entre grises nubes. Distancia. Años. Recuerdos comunes. Añoranza. Pero hay cosas que no se olvidan ni con el paso del tiempo... Ilusiones.
Caminos separados. Y es que la vida es así de caprichosa...
A nadie le amarga saber que sigue en el pensamiento de alguien, que hace ya algunos años, y por caprichos de la vida, tomaron diferentes destinos. Tu allí. Yo aquí. Y los recuerdos de buenos momentos.
Sabemos que esto no va a cambiar nada y yo sé que quizás jamás leas esto, pero solo quiero darte las gracias por tus palabras, por mantenerme viva en tu recuerdo, y sobre todo, decirte que creo que aún me temblarían las piernas si te volviese a ver. ¿Nervios de chiquilla? Quizás. Y quiero que sepas que, a pesar de los años, también ocupas un lugar especial en mi pensamiento... No olvides lo que fue. Yo no lo he hecho.


lunes, 3 de marzo de 2014

¿Cara o cruz?

¿Y si quererte o no quererte fuese tan simple como lanzar una moneda al aire? Imagina: "si sale cara, te quiero, si sale cruz, te irás de mi mente y nunca más volveré,  ni tan siquiera, a pensar en ti"... Mis sentimientos manejados por un simple juego de azar, a una moneda. ¡Qué fácil sería todo! Cambiar los sentimientos simplemente girando una moneda, o lanzando unos dados...
A veces, desearía lanzar esa moneda y que saliera cruz. Borrar lo que siento en lo que tarda la moneda en volver a mi mano. Y de un plumazo. Zas... Ya no existes.
Sin embargo, otras veces haría trampa, para que saliese cara. Que extraño todo esto... 
Ojalá todo fuese tan simple como eso, ojalá el sentir o no se pudiese decidir así, al azar. Hoy cara... Mañana ¿cara o cruz? ¿Quién sabe?
Acabo de lanzar una moneda al aire... No hay sorpresas. Obvio. El azar hoy está de tu parte.


sábado, 1 de marzo de 2014

Alfileres

Querer y no poder, saber y no querer darme cuenta... Mezcla de sentimientos, ganas y rechazo. A veces te odio. A veces me rindo ante ti. Momentos en los que le doy la espalda a mis sentimientos y momentos en los que me abrazo a ellos aun sabiendo lo que pinchan sus alfileres, porque dueles, sí, dueles...
Por momentos te vas, pero regresas antes de tiempo, en silencio y sin avisar, y yo aquí, necesitando la necesidad de que necesites necesitarme. Pero no te veo, no estás, aunque sí te siento, a veces incluso puedo olerte. ¡Maldito espejismo que me acerca más a ti!
Y necesito verte, pero no te veo, y necesito escucharte, pero no te escucho, y necesito tocarte, pero no te toco, y necesito pensarte, y es lo único que hago.
Esperarte es inútil, correr tras de ti, una estupidez; alcanzarte la mayor utopía. Y por más que quiero acercarme, todo me aleja de ti... Y por más que intente alejarme, todo te devuelve a mi mente.
Sentimientos encontrados. Un "sí" debiendo ser un no, y un "no" soñando ser un sí.
¿Y qué hago yo con todo esto? ¿Qué hago con este loco baile de sentimientos? ¿Qué hago contigo? ¿Qué hago conmigo?
De momento, seguiré abrazando alfileres, sin importar que las heridas sangren, sin importarme que duela...