jueves, 29 de mayo de 2014

Regala sonrisas

Con el paso del tiempo te das cuenta que los "nunca más" nunca se cumplen y los "para siempre" siempre terminan. Ya sea para bien o para mal, es ley de vida. Tarde o temprano esto se va a acabar. Pero mientras, que la fiesta dure habrá que disfrutar, y bailaremos aunque la música no sea de nuestro agrado. Hay que saber que lo bueno siempre acaba, pero lo malo también. Nada es eterno, nadie va a estar triste por siempre ni va a ser feliz toda su vida, hay momentos para todo. Aunque yo prefiero los días felices, en los que te sientes bien. Esos días que te levantas de un salto de la cama con ganas de comerte el mundo, esos días en los que la sonrisa la llevas pintada en la cara. Días en los que todo te parece perfecto, en los que parece parece que todo va bien, que el sol nunca se irá. Y sabes que estas viviendo en una absurda realidad, pero no te das cuenta. Pero pienso que, de vez en cuando, muy de vez en cuando, necesitamos derramar esas lágrimas que se nos quedan ahí, almacenadas. De vez en cuando es bueno abrir el grifo y dejar las lágrimas correr y es que también necesitamos unas lágrimas, que vengan de sólo de visita, que no estén aquí para siempre. Y es que ni el que se piense hecho de piedra, puede evitar hacerlo algún que otro día, en un momento de debilidad, tal vez en esos días de nubes, contrapuestos a los que dije anteriormente.
Pero si, yo soy de las que piensa que una sonrisa es lo mejor que tenemos, la mejor medicina. Cura de todo y además, es universal y gratis. Porque sí hay algo más bonito que recibir una sonrisa, es ofrecerla.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Podríamos...

Ya veo que la palabra "poder" o "podemos" está de moda... Yo la cambio por un "podríamos" y este es mi programa: Podríamos ser todo y nada a la vez. Podríamos ser más y mejor. Podríamos ser un día cualquiera lleno de sorpresas. Podríamos ser un barco de papel que no se hunde en el mar. Podríamos ser una moneda de dos caras que siempre diga que nada va a salirnos mal. Podríamos ser la duración de una canción en un beso. Podríamos ser verano en pleno invierno. Podríamos ser un beso de los que calan en los huesos. Podríamos ser muchas noches sin dormir. Podríamos ser un juego de uno jugado por dos. Podríamos ser miradas que se clavan. Podríamos ser silencios y caricias. Podríamos ser un corazón dibujado con tu dedo en mi pecho, o un te quiero dibujado en tu espalda. Podríamos ser norte, sur, este, y oeste. Podríamos ser cualquier cosa que sueñes conmigo. Podríamos ser un tesoro escondido en el fondo del mar. Podríamos ser caricias que recorren caminos sin ningún final o una canción por terminar. Podríamos dejar de ser tú y yo, para ser un nosotros. Podríamos ser una historia de ciencia ficción, comedia, terror, amor, pero nunca drama. Podríamos ser fuego sin quemarnos. Podríamos ser pasión en nuestras miradas. Podríamos ser el mejor día de nuestra vida. Podríamos ser tu risa rodeándome para desaparezca el miedo y una sonrisa segura. Podríamos ser una noche bajo el cielo estrellado. Podríamos hacer la guerra para después hacer el amor. Podríamos ser desayuno de besos. Podríamos ser tantas cosas como alcance tiene nuestra imaginación. Podríamos ser una cama deshecha y nuestra ropa por el suelo. Podríamos ser las ganas que nunca faltan. Podríamos ser hasta lo inimaginable. ¿Te imaginas? 

lunes, 26 de mayo de 2014

Esa pared llamada "Orgullo"

El orgullo... ¿Qué es el orgullo? Ese sentimiento que nos impide decir todo lo que en realidad estamos deseando gritar. Ese sentimiento que, en ocasiones nos hace perder a las personas que verdaderamente queremos, que por nada desearíamos que se fuesen de nuestro lado, pero es un sentimiento tan fuerte que nos impide derramar lágrimas ante los demás, pedir perdón cuando causamos algún daño y hasta pronunciar palabras como: "te quiero" o "te necesito".
Dejamos que el orgullo hable y actúe por nosotros, pisoteando y machacando nuestros verdaderos sentimientos, los cuáles ahogamos en suspiros cuando nadie nos ve.
Y nos pensamos fuertes,  invencibles, todopoderosos, y creemos que lo merecemos todo, que podemos con todas las situaciones, cuando en realidad somos más frágiles de lo que pensamos. ¿Qué ganamos con la máscara del orgullo? Tratamos de enmascarar nuestros sentimientos aunque los latidos del corazón retumben en cada rincón del planeta. Orgullo... Algo no tiene sabor, ni color, ni tamaño, y sin embargo es lo más difícil de tragarse...
Esa pared de ladrillo que no deja traspasar ningún sentimiento, envolviéndonos en una falsa coraza.
Y es que cuando el orgullo grita todos los demás sentimientos se acobardan  permaneciendo en la sombra. Seamos conscientes que ni vamos a ser menos valientes ni seguro nos ahogariamos si, muchas veces, nos tragásemos el orgullo.

Porque tú me has inspirado y porque tanto tú como yo debemos, a veces, dejar el orgullo a un lado. Ese día todo nos irá mejor. Porque tú puedes hacerlo, déjate llevar más por el corazón y demuestra lo que verdaderamente sientes. 
Porque de verdad espero que algún día puedas hacerlo E.B.



domingo, 25 de mayo de 2014

Lo correcto: Es tan relativo...

Se supone que lo que hay que hacer siempre es ir caminando en esta vida por el camino correcto, pero, ¿qué sentido tiene ir por el camino correcto, cuando no se encuentra ninguna manera de avanzar? ¿Qué hacer cuando todo el mundo espera de ti que hagas siempre lo correcto? Pero es cierto que caminar por el camino "correcto" es aburrido, y lo que para algunos es lo correcto, puede que no sea lo que a ti te guste o lo que tu quieres hacer realmente. ¿Y por qué vivir una vida que no quieres? A veces, el secreto está en equivocarse sabiendo que lo estás haciendo, en vivir la vida como te apetece en el momento y no como antes te habías propuesto. Hay veces en las que no hay que detenerse a pensar. Hacerlo todo de manera atropellada, un sin sentido. Cometer las mayores locuras, que suene todo desafinado y que nada tenga cordura. Y después , pagar las consecuencias... o disfrutar el instante. No siempre acertaremos en nuestras decisiones, a veces las consecuencias pueden ser dolorosas, o quizás todo salga mejor de lo que esperabas. Lo que si hemos de tener claro es lo hicimos en un momento en el que creímos que era lo mejor, lo vivimos intensamente sin importarnos lo que vendría después. Por eso, de vez en cuando es bueno salirse de lo correcto, de lo que todos esperan de ti, de lo que el resto del mundo considera "lo normal". Pero vive siempre haciendo lo que tú desees y no dejando que los demás vivan tu vida por ti.


sábado, 24 de mayo de 2014

Así soy yo...

Perdono pero no olvido. Odio la lluvia y el frio, aunque a veces puedo pasarme las horas tras la ventana viendo como llueve, eso sí, la lluvia me pone demasiado melancólica. No me gustan las personas que no hablan, ni las que hablan demasiado de ellos mismos. Tampoco las que se dedican a hablar mal de los demás 24 horas diarias de los 365 dias al año, sobre todo porque son estas personas las que más deben callar. El simple hecho de que sea viernes me pone de buen humor, cosa que también puede conseguir un buen gofre con chocolate y nata o un día entero dedicado a nada. No me gustan las cosas fáciles, me van más las dificiles, aquellas que me suponen un reto y tratar siempre de conseguirlas, dejándome la piel en ello si fuese necesario. Mi sitio favorito: Cualquiera siempre y cuando esté en la mejor compañía, unos buenos amigos y unas risas. Podría pasar el dia entero escuchando la voz de alguien muy especial para mi, esa voz que se convierte en música para mis oídos. Hablo demasiado, quizás por eso odio tanto los silencios. Hago algunas cosas sin pensar, cuando lo correcto es pensar antes de hacer, después llegan las consecuencias, pero nunca me arrepiento de haberlo intentado. Me considero una persona extrovertida, alegre. Odio las injusticia y siempre inclino mi balanza hacia el lado del más desfavorecido. Estoy rodeada de gente que quiero, de amig@s que valen oro. Algún@s más cerca, otr@s más lejos. A veces puedo ser borde, tal vez demasiado borde, callada o incluso pecar de antipática. Pero simplemente es que me da igual si piensan que soy de una manera u otra. Porque los que realmente me conocen son los que me quieren tal y como soy. Yo también tengo mi filosofía de vida, buena o mala, pero mía. No me gusta que me digan siempre cosas buenas, a mi eso de que me regalen el oído no me va. No es que desconfíe de todo el mundo, es sólo que de primeras no me fío de nadie, tal vez las experiencias me han hecho desconfiada. Soy fan de la ironía, el hecho de decir algo y que cada uno pueda interpretar mis palabras como le venga en gana me parece increíble, incluso divertido. Casi tanto como saber reírse de uno mismo.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Tarea del miércoles: sentirte especial.

Miércoles. Un día como otro cualquiera. Aunque hay algunas nubes, parece que hará buen día. Monotonía. Rutina... Clases de inglés y sin mucho tiempo para pensar en nada. ¿Qué podría esperarse de un miércoles como otro cualquiera? Ayy no, mi mente también se estaba nublando... De repente, en cuestión de un segundo todo puede cambiar y pasar del triste gris al más maravilloso de los arco iris. Unas pocas palabras leídas que llegan justo en el momento adecuado. Palabras que hacen renacer tu sonrisa y que, por ende, te hacen ver las cosas de manera diferente.
Y entonces te replanteas muchas cosas y te das cuenta de que la sonrisa te la puede provocar quien menos te lo esperas y cuando menos te lo esperas, mientras que de aquellas personas a las que creías importarle, solo recibes decepción.
Y entonces, en ese momento mágico en el que caes en la cuenta que hay alguien que sin esperarlo se ha acordado de ti y ha dedicado una fracción de tiempo de su vida, por muy pequeña que sea, a tenerte en su mente, entiendes que le das demasiada importancia a cosas que ya no tienen solución, que la vida te da motivos para llorar, pero también muchos para reír.
Y es verdaderamente increíble como algo tan sencillo como un simple mensaje, puede hacer que te cambie el humor que las pequeñas nubes desaparezcan y veas el sol brillar. Y es que eso de que haya personas en el mundo, que te sacan una sonrisa sin ton ni son... Me encanta! Y si, hoy me sentí un poquitin especial. :)
Es mejor mirar la vida con una sonrisa que a traves de unos ojos empañados por las lágrimas. Cuando menos los esperes, alguien te hará sonreír, así que no nos aferremos a lo que nos produce más tristeza que alegria. Siempre habrá un motivo para sonreír y hay personas y cosas por las que no merece la pena luchar.

martes, 20 de mayo de 2014

Espinas...

Quizás lo nuestro no fuese un camino de rosas y sí de rosales... Tal vez hubiese más espinas que pétalos... Quizás ni siquiera lo nuestro fue tan "nuestro", a veces hasta dudo que hubiese un nosotros.
Quizás al caminar de la mano las espinas nos iban dejando pequeñas heridas sangrantes, que, con el tiempo y paciencia, algún día acabarán por sanarse, o eso es lo que quiero pensar.
Pero a veces,  quedan pequeñas espinitas clavadas, difíciles de sacar... Espinas en la garganta, son esas palabras que quedan pinchadas, sin ser dichas y que al tragar duele y que puede que sólo desaparezcan si de vez en cuando tragamos un poquito de orgullo. Y luego están las espinas más profundas, esas que se quedaron en el corazón, esas que sólo el tiempo se encargará de sacar cualquier día, esas espinas llamadas sentimientos y que están ahí, siendo quizás éstas las que más duelen. Las que de vez en cuando dan pequeñas punzadas, como para que no olvidemos que siguen ahí, clavadas.
Y luego están esas pequeñas espinitas que se quedan por todo el cuerpo, y es el echar de menos tus besos,  tus manos, tu piel, incluso tu olor.
Y llegará un día en el que sólo nos queden las cicatrices, algunas de esas espinas se irán cayendo a cada paso que demos, otras, sin embargo, permanecerán clavadas, no sabemos por cuanto tiempo, quizás mucho, tal vez demasiado, quien sabe si para siempre...

lunes, 19 de mayo de 2014

Lo único que supera a un sueño, es un recuerdo.

A veces, pienso que la vida es como un libro, en el cual somos protagonistas. Y así, la vida va sucediendo. De capítulo en capítulo.En ocasiones vivimos capítulos aburridos, pero que una vez pasamos al siguiente, los recordamos con cierto cariño por todo aquello que sentimos. Otras veces, las hojas se nos escapan de entre los dedos, sin tiempo siquiera para disfrutar esa sensación, y quieras darte cuenta ya sólo será recuerdo, pasado, pero  siempre tendrás esos instantes en tu memoria.
Hay diferentes protagonistas en cada capítulo de nuestra vida, algunos durarán toda la vida y tendrán un papel importante y de relevancia, y otros simplemente son actores secundarios de los que debemos aprender algo, que pasaron y se fueron, sin pena ni gloria, o incluso más pena que gloria, dejándonos la experiencia vivida.
Sin embargo, lo más duro es cerrar un capítulo que no queremos terminar, pasar página y dejarlo atrás. Esto nos provoca cierta inseguridad, una infinita sensación de vértigo, incluso una profunda tristeza.  Tal vez porque esas líneas han sido protagonistas en todos y cada uno de los capítulos de nuestra vida, pero que por distintas circunstancias, hemos de pasar al siguiente capítulo, dejando atrás todo lo escrito, todo lo vivido.
Pero a todo, hemos de buscar su parte menos dolorosa y debemos aprender que los capítulos deben quedar atrás para que esta vida, y este libro, tengan sentido; que pasar página no implica olvidar, y que al fin y cabo, si hay algo que supera a un sueño, es un recuerdo. Hay recuerdos y recuerdos,  pero sólo nos acompañarán los que escojamos y queramos que nos acompañen hasta el final del libro, durante toda nuestra vida.

domingo, 18 de mayo de 2014

La respuesta...

Por fin encontré la repuesta a cosas a las que no les veía explicación, o no se la quería ver.
Ahora ya sé a que se deben mis insomnios, esos que habitualmente se meten en mi cama y consiguen que pasen las horas y las horas y yo no pueda dormir...
Ahora ya se el porqué de muchas de mis lágrimas, lágrimas que a veces aparecen sin ton ni son llegando incluso a nublar un día soleado...
Ahora comprendo mis momentos bajos, esos en los que parece que el mundo me da la espalda, en los que navego a contracorriente de mi razón...
Ahora sé el porqué de mis suspiros, esos que dejan entre los labios un nombre que no quiere ser pronunciado, esos suspiros que ahogan palabras que jamás serán dichas...
Ahora comprendo porqué te busco entre la gente, a sabiendas de que voy a encontrarte...
Ahora ya sé porqué cuando cierros los ojos veo tu mano en mi mano, tu boca en la mia y tus ojos clavados en mis ojos, como si quisieran apoderarse de lo que siento, como si adivinasen mis pensamientos...
Ahora ya sé por lo que a veces un simple olor te devuelve de nuevo a mi mente y de nuevo vuelves a descansar entre mis recuerdos...
Ahora entiendo porque, en las noches en las que consigo conciliar el sueño siempre apareces tú, con tu sonrisa impasible y tu voz, esa que me hace temblar solo al pronunciar mi nombre...
Ahora sé porque al pensar en ti, mi cuerpo es recorrido de pies a cabeza por un intenso escalofrío, como si sintiese frio sin tu abrazo, como si mi piel echase de menos a tu piel...
Ahora ya sé porqué no puedo ni quiero dejar de saber de ti, porqué necesito una palabra tuya, solo una es suficiente, porqué eres capaz de hacer salir cuando sólo veo nubes... 
Pues si, encontré la respuesta a todas estas incógnitas, a todas estas preguntas y la respuesta es solo una. Una qué sirve para contestar a todas. Una. Una sola respuesta. Y esta respuesta es que aun, a pesar de todo, a pesar de haber aprendido a vivir con tu recuerdo y tu ausencia, te quiero demasiado.


sábado, 17 de mayo de 2014

¿Cómo será?

Hoy me he levantado pensando en ese encuentro que cada vez está más cercano, pensando en cómo vendrás, en sí tienes las mismas ganas de verme que yo a ti, en ese abrazo primero que espero con ilusión y ganas cada año.
Ilusión que hasta hace unos dias estaba ausente, sin la certeza de saber si volverías este año. Y llegó ese mail que no sabía si abrir o no. Temía un no por respuesta. Pero un "sí" hizo que una sonrisa inevitable  iluminase mi cara y que los ojos se me llenaran de lágrimas. Porque sí, de felicidad también se llora. Este año volvería a tenerte conmigo.
Pero este año será diferente, no estaré a tu llegada y serás tú quien vaya a esperarme a mi al aeropuerto y, no sé, tengo la sensación que será el viaje de vuelta más largo que jamás haya hecho. Será un poco raro, pero adivino que será un momento maravilloso y que estoy deseando vivir.
Cuenta los días, que yo los estoy tachando en un pequeño almanaque. Aun no hice la maleta, pero ya metí dentro toda mi ilusión y mis ganas de volver a abrazarte, de volver a verte, de volver a escuchar tu risa, volver a ver tus ojitos negros con esa viveza única. Quien te conoce, sabe que enamoras, que vas derramando dulzura y derrochando ternura allá por donde vayas.
Y mientras el Tic Tac del reloj, sigue sonando, los días pasando y cada día es uno menos para ese momento en que pueda tenerte entre mis brazos. Infinitas ganas. Y la piel se me pone de gallina cada vez que lo pienso.
Porque este año será diferente, pero siempre serás tú.
Wanni bik 7atta amira ua metwa7achtik!!
Manab6aw nejabru inchallah.

sábado, 10 de mayo de 2014

El sol a través de la ventana

Y entonces, de repente me sorprendí sonriendo con otras palabras, con la vista puesta en nuevas ilusiones, con ganas de seguir caminando, de repente sentí... que estaba viva. Y dejé pasar la luz del sol que, a duras penas, intentaba abrirse camino entre las grietas de la muralla que yo misma había construido a mi alrededor.
Y tras tanto tiempo de estar a la sombra de unos cuantos recuerdos, de estar esperando que el sol se hiciera hueco entre las grises nubes para que pudiese entrar por los diminutos orificios de mi persiana bajada, decidí abrirle la ventana de par en par, y así poder disfrutar de sus rayos en mi cara, secando lágrimas y haciendo brillar mis ojos.
Decidí mirar al frente y, aún sabiendo que cualquier día, de nuevo, volverás a aparecer con tu deslumbrante sonrisa, paseándote altanero por mi mente y revolviendo todo el cajon de los recuerdos, seguiré caminando con paso firme. Aunque, de vez en cuando, me siente a descansar y gire la cabeza para mirarte y te vea lejano, pequeño, pero parado en el mismo sitio, sin intención de abandonar el sitio que alguna vez te ganaste, no voy a cerrar la ventana a la luz del sol. Y quiero reír, y llorar de alegria, y besar esos labios que hoy me llaman, y verme reflejada en esos ojos que hoy me buscan. Aunque a veces irremediablemente te busque...

jueves, 8 de mayo de 2014

Esperanza...

Y como el que vuelve a casa cansado de un largo viaje, llegas hoy, y de nuevo, te instalas cómodamente en mi pensamiento, haciéndote un hueco entre mis recuerdos, revolviendo todos los cajones de mis monentos guardados. Y te paseas por mi mente como si por tu casa andases... con la misma seguridad, como si de tu propiedad fuese.
Y en cierto modo, así es. Una pequeña parte de mi, sigue atada a ti.
Y de repente, mientras miro por la ventana, me sorprendo sonriendo, sonrisa que el recuerdo de algún momento vivido contigo ha logrado sacar a relucir. Y entonces no me queda otra que suspirar, cerrar los ojos y pensar que sólo ha sido un espejismo.
Y sin haberte invitado, sin ser tú el culpable, sin negarme a recibirte, aquí estás de nuevo.
Y yo, aun mantengo la tonta esperanza de volver a verme reflejada en tu mirada. Un día,  no se cuándo, ni cómo. Será...
Y a pesar de no verte, a pesar de no hablarte, te busco en cada uno de mis momentos de debilidad. Como si fuera a encontrarte, como si estuvieras esperándome... Como si el tiempo no hubiese pasado. Como antes.
¡Y te necesito! Y lo digo a gritos, aunque no hace falta, pues cada poro de mi piel dice tu nombre... Y me abrazo dulcemente a este recuerdo que me oprime el pecho, a ese recuerdo en el que tu estás. Éramos. Estábamos...
Y como una nube de humo, te vas disipando, vas desapareciendo, me quedo con el sabor amargo de otra irreal despedida.
Y aun me queda la esperanza de encontrar una mirada cómo la tuya, unas manos como las tuyas, una sonrisa cómo la tuya, que sea capaz de transportarme al infinito... Y sigo alimentando mi esperanza con retales de tus besos, con algunas de tus palabras. Porque la esperanza, a pesar de todo es lo último que se pierde. Y sólo me queda eso, esperanza. Esperanza alentadora. Esperanza que mata... Esperanza que contradice... Esperanza que te espera.


miércoles, 7 de mayo de 2014

La vida: una calle en sentido único.

Si la vida me diera un botón con el que poder volver atrás y borrar momentos malos, seguramente no lo pulsaría y no es porque no haya cometido fallos, todo lo contrario... Sino porque creo que es necesario vivirlo todo, tanto lo bueno, como lo malo, porque de todos esos momentos vividos se aprende y mucho. Y es que se dice que sin momentos malos, los buenos no lo son tanto. 
Y menos mal que aprendemos, pues de no ser así estaríamos siempre cometiendo los mismos errores, tropezando con la misma piedra y la verdad,  según que piedra, puede doler demasiado.
Por eso, yo jamás pulsaría ese botón, porque prefiero seguir mi camino, con mi mochila cargada de buenas y malas experiencias, sin volver atrás. Caminando con la mirada al frente. Y es que la vida es una calle en sentido único, una donde volver atrás está penalizado. Por eso, decido caminar, aunque a veces la calle se estreche, aunque por momentos las ganas de volver a empezar sean infinitas, aunque a veces caminemos entre zarzas y espinas.
Recordemos los buenos momentos y atésoremoslos cual la más valiosa de las joyas, pero también recordemos aquello que una vez dolió, que nos hizo derramar lágrimas, que nos pintó de gris el mundo, para no volver a caer. Para no repetir el mismo error.
La vida tiene un solo camino. Y es el que debemos seguir. Sin posibilidad de retroceso. Sin pararnos a mirar lo que hemos recorrido hasta llegar a donde estamos, sino hacer una parada en ese camino para darnos cuenta de lo que aun nos queda por andar...

martes, 6 de mayo de 2014

Cómo en una partida de ajedrez...

Hay veces que, en la vida, las cosas se nos ponen apretadas y pensamos que todo está perdido. Y entonces tiramos la toalla y abandonamos. Nos dejamos vencer quizás por el miedo, o simplemente porque escogemos el camino más fácil, que es el de acomodarnos a que el tiempo nos solucione las cosas. Y sientes que duele y mucho, pero es mucho más cómodo rendirnos, autoconvenciéndonos que nada más podemos hacer, que las cosas suceden por una razón y nos cobijamos en las míticas frases "ha sido el destino" o "no estaría de Dios que esto saliese bien". Y a pesar del dolor que nos produce dejar ir, nos quedamos cruzados de brazos viendo como eso, por lo que un día estuvimos a punto de dejarlo todo, se nos va. Más bien, dejamos que se marche. Pero seguimos repitiéndonos una y otra vez que no pudimos hacer más de lo que hicimos, cuando en realidad sabemos que no es así,  que siempre hay algo más que se puede hacer, que si de verdad queremos algo hemos de luchar contra todo y todos... Pero nos gusta lo fácil. Sin complicaciones. Dejando que el tiempo hable. Y sí, el tiempo habla y te recuerda que aquello que una vez decidiste dejar ir jamás podrá irse del todo, que hay espinas que están tan clavadas que jamás lograrás sacar de ti y entonces el tiempo, muy sabio, te recuerda que un día no supiste aferrarte a eso que hoy echas tanto de menos. Porque sí, añoras cada minuto del pasado y te maldices una y otra vez, mientras en tu cabeza retumba la misma pregunta: ¿Por qué no hice más?
Y es que en la vida, como en el ajedrez, aunque sepamos que la partida está perdida, no podemos dejarnos ganar. Aunque el viento no corra a nuestro favor y el mundo esté en nuestra contra, debemos luchar por eso que, un día nos hizo felices y que, probablemente a día de hoy, nos seguiría dando ganas y fuerzas para levantarnos de la cama todos los días.
Pero a veces es demasiado tarde, y perdemos la partida y lo único que podemos hacer es echar de menos. Mucho. Muchísimo. Porque, aunque lo hagamos mil veces al día, lamentarnos no nos sirve de nada, cuando lo que debimos hacer en su día fue luchar hasta dejarnos la piel por aquello que nos hacía feliz. Porque hoy, yo me encuentro en jaque mate. Perdí la partida por no calcular bien mis movimientos, por no ponerle todas las ganas, por abandonar. Porque a veces tengo la sensación de que abandoné demasiado pronto, de que perdí la partida y que no tengo posibilidad de revancha .


viernes, 2 de mayo de 2014

Una tregua

En el fondo a todos nos gusta pensar que somos fuertes. Que vamos a poder con todo lo que nos toque vivir, que pudimos con los de ayer y podremos con lo que nos venga mañana. Pero aun más en el fondo sabemos que eso no es verdad, que ser fuerte no es ponerse una armadura que nos proteja de todos los golpes, ni esconderse detrás de una máscara o un disfraz. Ser fuerte es asimilar el dolor, y sobre todo, digerirlo, y eso no se consigue de un día para otro, eso se consigue con el tiempo.
Pero estamos dotados de grandes dosis de impaciencia, y lo que queremos lo queremos en el momento, aquí y ahora. A nadie le gusta esperar, por eso escogemos el atajo, el camino corto y es el de escondernos tras una máscara, el de ocultarnos tras un disfraz. 
Escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular. Sobretodo disimular. Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte, para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa de verdad, es que estamos rotos por dentro. Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello, porque el simple hecho de pensarlo hace que duela. 
Pero a veces es bueno darse una tregua: quitarse la máscara y dejar el disfraz arrugado en el suelo. A veces es bueno darnos el permiso de para no ser fuertes y bajar la guardia. Nadie quiere bajar la guardia, ya que eso nos supondría tener un día triste, o una de esas eternas tardes de martes; unos de esos días que duelen, de recordar y echar de menos, a los que estuvieron en tu vida, a los que están, pero están lejos. Si... Darnos una tregua, tumbarnos en la cama y si hace falta, llorar. Si, llorar. Porque eso no nos hará menos fuertes, pero si que nos hará más humanos.

jueves, 1 de mayo de 2014

Hay momentos...

Hay momentos en que sobran las palabras y que todo lo demás nos da igual.
Hay momentos en los que no nos apetece hacer nada, sólo escuchar una y otra vez misma canción simplemente porque nos recuerda a alguien...
Hay momentos en los que ríes tanto, que acabas llorando de felicidad y son esos los momentos que quieres que sean eternos, que no acaben nunca, que duren para siempre...
Hay momentos que nunca se olvidan: un abrazo cuando más lo has necesitado, un beso, una mirada en silencio, unas manos entrelazadas, una llamada de teléfono de alguien que se preocupa por ti, simplemente para saber que tal estás, un mensaje... Y momentos en los que sueñas despierta y que, cuando vuelves a la realidad,  te das cuenta que sólo era eso, un sueño...
Pero hay otros momentos en los que te pasas horas llorando, la mayoría de las veces por algo que no tiene tanta importancia como tu crees o por algo que ya no tiene remedio... Momentos en los que sientes que el mundo te da la espalda, que todo gira en tu contra...
Momentos en los que te sientes sola y no sabes con quien hablar... Momentos en los que necesitas hablar, ya sea para desahogarte o para contar a alguien algo que te ha alegrado el día, pero no tienes a nadie con quien poder hacerlo.
Y existen momentos en los que escuchar la voz de alguien a quien quieres puede ser el regalo más grande.